2010-06-21

DE NEGRO


Acabo de darme cuenta
que estoy obsesionado
por contar historias.
Solo o con Bernat
Solo o con Marta.
sólo historias.
Todo lo que pasa es una buena excusa
para encender una buena narración.

contar historias, imaginadas o no

Y entonces me doy cuenta
que hubiera sido un cura genial
quizá por eso en mi país
halla tantos que fueron al seminario
y que terminaron escritores
dentro o fuera del claustro
que siguen adorando a ese dios
o que ya renunciaron.
Que no dejan
de contarnos buenas historias
de esas que dan ganas
de encender un cigarrillo
incluso a los que ya no fumamos
y llevamos dentro un adicto.
Casi puedo oler el humo
cada vez que leo una buena historia.

Y entonces me veo en el púlpito
rodeado de historias,
ya sea las que yo cuento en el sermón
dejando la mejor para el gran teatro
de los domingos
antes del aperitivo,
de un buen vaso de vino del año
después de pretender que he bebido
la sangre del otro
me bebo la sangre de la tierra
la sangre de las uvas.
Estaría rodeado de historias
como esas que me contarían
a través de la rejilla en confesión
porque a oscuras todo es más fácil
aunque cuesta más arrepentirse
cuando la sombra de la culpa
se confunde con la oscuridad.

Me habrían fusilado en la guerra civil
por cura rojo.
Aunque hablando de colores
se me ocurre que no solo las historias
me traería eso de ser cura.
Podría ir todo el día de negro
y lo mejor…
podría llevar falda,
sin que a la gente
le parezca que vengo de otro planeta.

Resuena la buena acústica de la catedral
y empiezo con otra historia
que dejo a medias
por escribir esta otra.
Amén.

Hermanos…


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