NOSTALGIA DE NATI

Gaur bere urtebetetzea da. Y sigo en español. Y Nati es de una de esas personas de las que no olvido nunca su cumpleaños. No se por que sera. En su día, tras uno de nuestros múltiples reencuentros le escribí la siguiente poesía. Siempre me destruye la tristeza de la distancia, siempre me inunda todavía más cuando se trata de personas como Nati:

Me he encontrado con Nati
después de todos estos años
vuelve a sonar su acento en mis oídos.

Ayer soñó conmigo, algo raro
dando vueltas en círculos
en una sala oscura
mientras yo hablaba sin parar,
y se tenía que ir a alguna parte.
Y me escribió.
Nos hemos encontrado
como nos encontramos hoy
sin tocarnos, sin darnos un abrazo
sino tecleando.

Está en Buenos Aires
después de haber pasado dos años
en Patagonia,
ya no es modelo.

Y me ha despertado la nostalgia
la misma nostalgia que le ha atacado a ella.
Esa nostalgia
que como ella dice
es la una nostalgia sin fotos,
una nostalgia vacía. La peor de todas.
No hay nada que merezca la pena recordar.

Me enamoré de Nati hace muchos años.
En Bruselas, entre olor a mate.
Con mi traje de baño a rayas,
aquel que no me quitaba para nada.
Solo salimos a pasear juntos una vez,
sino nos quedábamos en lo de Gaby y Fer.

Recuerdo que la deseé
se fue a Milano, a trabajar
a posar para Giorgio. A no comer.
Y un día dejamos de llamarnos.
Y volvió, igual a buscarme,
pero yo ya no estaba allí para ella.
La última vez que nos vimos fue en La Piola,
donde nos rompimos en mil pedazos.
Y empezamos a odiarnos.



Solo nos queda la tristeza
y el olor a mate.
Recuerdo sus dedos de los pies.
La marca de Nati
queda como los tatuajes invisibles
solo cuando pasas la mano
notas la cicatriz, o la herida.
Me dejo la amargura de la nada
de ningún recuerdo con ella.
Tan amargo como el mate
o como la lluvia de Patagonia
o los milicos en Buenos Aires.
Solo nos queda las nostalgia
que es la peor de las neuralgias.


- No necesitas ser tan guapo como
Robert Downey Junior- me escribe.
- Queeeé? – tecleo.
- Sí, vos tenés labia-leo.
- Dices cosas que muchos no se atreven
… y eso seduce – termina categórica.

Y entonces lo veo todo claro
y pienso
que no solo soy feo,
sino que además soy un descarado
y me veo un poco gordito
pero las palabras lo cambian todo.

y vuelve y leo:
- después de volver a Europa
decidí mandarme
todas las cagadas que pudiera
así, me arrepentiría
de cosas que había hecho
y no de cosas que no había hecho.
Y entonces dejé de viajar,
entre otras cosas porque
no estabas más vos por ahí.

hay, algias…

Hemen jaitsi dezakezu PDFa.