2012-04-27

JOTAKA


Sí. No me he equivocado. No queria decir jotake. Ni esto tiene que ver con el Athletic, aunque sea nacido en Bilbao.

Esto es Jota Ka, J.K, Jey Key o simplemente el agente Katz.

Algun@s ya la habéis leído, otr@s la leeréis ahora, otr@s no, otr@s incluso la tiraréis al pantano. Empieza a darme igual, porque el placer de escribir está empezando a sobrepasar todo lo demás. Una vez más esta historia, que en su día escribí como prólogo de un relato corto o quizá algo más, no sería lo mismo sin la guinda de Marta. Verás de lo que te hablo si llegas hasta el final (o simplemente bajas con el ratón sin chuparte todo el texto). Es una puta gozada escribir. Es todavía más grande tener la certeza de que simplemente una conversación por email sembrará una semilla en la cabeza de Marta que brotará en el pincel que agarran sus dedos. Porque con Marta una imagen siempre vale más que mil palabras.

Este es JK:

Me masturbo y bebo wiski. No siempre por ese orden. Es lo único que se me da bien. También soy bastante bueno con la gente. Y entonces, te preguntarás, por qué me masturbo? Tal vez estés tan anestesiado como yo, y hayas dejado de hacer preguntas hace tiempo. Créeme si te digo que me he pasado la vida haciendo preguntas. Soy un tipo muy persuasivo. Ya te he dicho que soy muy bueno con la gente. Si te hago una pregunta, me contestas. Si no, tendré que hacerte daño. Si no, tendré que hacerte mucho daño. Eso tampoco se me da mal. Porque esas cosas pasan. Esas cosas tienen que pasar.

Hoy me llamo simplemente Jonathan. He sido el agente Katz durante doce largos años. Años donde no sentí mi sobaco izquierdo junto al pecho, porque los 9 milímetros de metal negro eran como el puto canal de Panamá. Soy diestro. Soy diestro y de derechas. Soy un puto asesino, o supongo que eso dirías tú de mí, sentado en tu sofá de cuero, tomando un aperitivo de mariquita con tus amigos artistas. He matado más gente de la que puedo recordar. Aunque muchos no merecen ser recordados. Empecé haciendo manos con toda esa escoria indigente palestina. Estuve destinado en Gaza, nada más salir de la academia. Dejé el ejército de tierra para formar parte de la élite. Ventajas de ser un tipo duro con buena puntería. En 1994 entré en el mejor servicio secreto del mundo, digan lo que digan los papanatas anglosajones. Sí, soy un ex-HaMossad leModi'in uleTafkidim Meyuchadim. Vamos un ex-Mossad. Soy el agente especial Jonathan Katz, JK. La gente que me tiene miedo me llama jeykey. Tú deberías.

Estuve destinado en Nueva York gran parte de mis años de servicio con traje. En Nueva York hay más judíos que en Israel. Sabías que no todos los israelíes son judíos? Ni que todos los judíos son israelíes? Porque hay mucha gente ignorante que mientras escupe sangre a escasos centímetros de mi silla jura no saber la diferencia. Te lo digo yo… Israel es un país, una patraña de mierda. El judaísmo es una religión, otra patraña de mierda. En eso coinciden, pero solo en eso. Nunca me he puesto el posavasos en la cabeza, pero eso no significa que no crea en Yahweh nuestro señor. Creo a mi manera. Creo en que cada uno tiene lo que se merece, y si no lo tiene, para eso estamos nosotros, para dárselo. Para dárselo por el culo.

Terminé mis días guardando la embajada de Israel en Copenhague. Así no te matan unos negratas en Spanish Harlem. Aquello es peor que una boda de moros. Y unos cojones! Qué bonito, verdad? Y pensarás que las danesas son únicas. Lo son. Hasta los cuarenta, el frio las conserva duras, turgentes y casi transparentes, como sirenas en tierra firme. Son mujeres míticas. Poco después el tiempo las destruye implacable. Podrías guardar mucha droga en los surcos de sus maquilladas caras. Son muy fáciles y eso le quita la gracia. Cuando uno lleva meses sin follar, como un agente secreto como yo, el primer polvo no cuenta. Pues las danesas lo cuentan. No solo lo cuentan, si no que se lo cuentan entre ellas. Y a sus madres mientras comen esos Sol over Gudhjem (el cielo en casa de Dios) de los huevos una y otra vez. Sí los arenques esos con cebollino y yema de huevo cruda. Lo único que tiene de divina esa mierda es el nombre. Pero, como se puede llamar a algo incomestible así? Putos ateos.

Bueno. Desgraciadamente yo seguí corriéndome instantáneamente después de sentir la estrechez de las vaginas danesas. No te vayas a pensar que me tiré a una vieja de esas. Nunca. Por eso solo repetí con Rye. Rye era mi contacto con Israel, mi liason que dicen los pijos burócratas. Rye era una máquina de follar, y ella no contaba la primera dosis de esperma en su útero encogido. Sabía que eso era lo de menos, que si era paciente la crema blanca calentaría todas sus noches hasta hacerse transparente. Tan transparente como ella.

Escribo bien verdad?

Tenías que haber visto mis informes. Escribí docenas de papeles en una de esas máquinas de mierda que nos daban para llevarnos a casa, con las garras de metal que golpeaban el papel. Una vez me llevé la máquina a la oficina, desmonté el rodillo y me las arreglé para montar las alargadas piezas metálicas sobre los genitales de una sospechosa. No había terminado de escribir “voy a matarte” que la muy perra me estaba dando los detalles de toda su puta operación de dominguera. Y sí. Deja de preguntarte si la maté. Porque la maté a golpes con el rodillo. Lo bueno que tiene lo viejo es que todo sirve, todo se usa. Como con el cerdo. Porque a mi eso del kosher… Se quedó todo de tinta que no veas tú. Siempre pienso en las pobres señoras de la limpieza del Mossad. Eso sí que es un trabajo de mierda.

Pues bien, cuando usaba la máquina para lo que la diseñaron, las letras se alineaban en detalladas narraciones de incontables torturas, gritos, sangre, violaciones, vejaciones. Todo en nombre de la verdad. Esa verdad que se apellida libertad. Eso que ya no le importa una puta mierda a nadie.

Empezaré por el final, porque no creo que con todo el wiski que he bebido sea capaz de recordar nada que ocurriera antes del viernes pasado. Además quiero hacerme una paja rápido. No puedo quitarme el culo de Rye de la cabeza.

Llegaba tarde a trabajar. Avanzaba a paso ligero por la Ryvangs Alle, paralelo a las vías del tren. Nosotros no tuvimos la suerte de esos cabrones de la Organización Mundial de la Salud. A nosotros nos tocó el puto tren. Ellos, que están a menos de dos putos kilómetros, están al lado del agua, cerca del club de yates.

A lo que voy. Llegaba tarde y con una resaca de mil pares de cojones. Se puede saber quién fue el subnormal que dijo que el wiski no deja resaca? Sería algún abstemio luterano de mierda. O peor, una mujer.

Empecé a correr cuando sentí que el tren me adelantaba. Eso significaba que eran las 6.46 de la mañana. 16 minutos más tarde de lo que ponía en mi hoja de servicio. Eso puse en el informe. Ahora escribo a ordenador, no me quisieron dar otra máquina. Me dijeron que cada cosa en su sitio. Una lástima, porque cuando a uno se le da con un monitor en la cabeza, quedan pocas cosas que decir. Cuando el ruido del tren me abandonó me paré en seco, algo no estaba bien. Rosemberg no estaba en su puesto. Saqué mi arma y tiré mi mochila al suelo. Rosemberg podía ser un tonto soplapollas, pero si no estaba allí, algo pasaba. Corrí más rápido. Ya no sentía la resaca. Y entonces ocurrió.

Un BMW azul oscuro brillante voló por los aires. Las barricadas que bloqueaban la calle no sirvieron para nada, cosa que yo siempre dije. La deflagración fue tan fuerte que el mástil de la bandera y la estrella de David fueron a parar a la embajada de Italia, una manzana al este. El único árbol que daba sombra y cobijaba una carísima cámara de seguridad se clavó en una piscina de una de las mansiones del barrio. No queda nada de las bonitas farolas. Ni rastro del muro blanco que no dejaba ver la parte baja de la fachada de la embajada. Y eso que los israelíes somos cojonudos construyendo muros. Pues este voló por los aires.

Me di cuenta de que haber llegado tarde me había salvado el culo. Pero ahora tengo un problema por tener culo todavía; la puta bomba del demonio ha volado en mi turno. La mierda de explosivo plástico se ha llevado a más gente por delante que un bonzo suicida porque el puto agente Katz había llegado tarde. Si yo hubiera estado allí nada de esto habría sucedido, o por lo menos no en mi turno. A los niñatos de Rosemberg y Moskovitz se la sudaba la polla mirar debajo de los coches. Nunca lo hicieron. Ahora sí que no lo harán nunca, y no sabes cuanto me jode que no estén aquí para darles unas buenas hostias.

Entiendes ahora por qué bebo? Para entender porque me masturbo. O quizá no.

Para entender porque me masturbo, algo nada excepcional en un hombre normal, tengo simplemente que decirte que vivo solo. Cuando un hombre vive solo, se masturba. Mucho. Sobre todo si no le gusta leer. Y Rye? Pues no llegó a instalarse. A diferencia de muchas danesas, Rye era una mujer puntual. Por eso su tersa vagina se ha desintegrado para siempre. Cómo voy a leer! Pero eso no es nuevo, eso de los libros no me fue nunca. Creo que me masturbaré menos, porque he decidido contar mi historia. No vaya a ser que alguien venga a darme mi último cheque una de estas noches y toda la mierda que llevo dentro no ensucie a nadie más que a mí.

Esto es una historia que no quieres leer. Un relato de rabia. De eso que tampoco queda. De eso que no tuvieron los judíos cuando los nazis los metieron en sus putos cajas de exterminio. Siempre me he preguntado cómo es posible que toda esa gente no se mosqueara y no se uniera para matar a sus carceleros y darle la vuelta a aquel infierno. Los nazis estaban armados, vale. Pero eran menos. Yo creo que la gente allí dentro no tenía ganas de vivir, e incluso que alguno se terminó creyendo que eran una raza a exterminar. Así por lo menos la humanidad los recordaría para siempre. Aunque no se pararon a pensar que la humanidad no se lleva bien con los siempres.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eneko,me dejas un poco clavada en la silla...

Eneko dijo...

clavada es una palabra que le falta a este primer capitulo de las aventuras del agente Katz.

No te preocupes, es solo un cuento. En verdad pasan cosas peores. Te lo digo por experiencia, que vivo en frente de la embajada de Israel en Bruselas.

Hay muchos agentes Katz. La policia no es buena. Pero todo se puede explicar y los juicios morales... digamos que es mejor quedarse fuera.

Koldo dijo...

La realidad siempre supera a la ficcion...
Cada policia, cada agencia de espionaje tiene su forma mas o menos brutal de matar, pero todas lo hacen.
Siempre en nombre de nuestra seguridad y de la libertad, eso si...

Laura dijo...

alucinante...y por supuesto estoy de acuerdo. La realidad siempre supera la ficcion...

Txon dijo...

Jo-der Jonathan. Ya soy fan.