LIDE ETA AITOR

Una vez más voy a escribir en castellano. No siento que tenga que pedir perdón, pero cuando las partes implicadas se van a quedar aisladas por una cuestión idiomática… no merece la pena vestirse de talibán de las lenguas.

A lo que voy…

Estaba lavando el coche. Metido dentro del coche, en uno de esos túneles que molan tanto a los críos. Y a mi. Y entonces me ha llegado un mensaje de mi hermano. Con un video. Con el video de su boda. Bueno, el video no… el tráiler… porque ahora se hacen trailers de videos de bodas. Con un par. Como tiene que ser, que para eso se casaron en Bilbao, al lado de la Catedral.

Pero volvamos un segundo atrás…

Bruselas. Hace unos meses. Llamada de teléfono un domingo por la mañana… “oye, que nos casamos. Sí… el 22 de Octubre”… Pensé, lo típico. Tenemos boda… joder… qué les vamos a regalar. Tenemos que volar los cuatro, con un recién nacido, y pillar un hotel y un coche de alquiler. Porque ya no vivimos allí. Vamos… un pastizal! Y encima es la boda de tu hermano, con una de tus mejores amigas, con lo que aparte de la familia, no conoces a casi nadie… Sí. Va a ser un brasón de boda que te cagas. Por lo menos habrá buen Rioja, y unos ginfloniks.

Vamos para adelante. Encontramos un regalo, bueno, nos lo propusieron ellos. Y creo que todavía no lo hemos pagado. Así soy yo; un puto desastre.

Llegamos la víspera. Un viernes. Después de 9 horas. Pero todo bien. Dejé a Isa y a los enanos en casa de Gorka y Marta y salí pitando a Bilbao a ensayar, porque bueno… alguien tan egocéntrico como yo –ya que no me casaba– pues cantaba y tocaba en la boda. Y allí, en casa de la tía de Elia y Martín (donde íbamos a ensayar) me di cuenta de que la boda no iba a ser como las demás...

Porque se casaban dos ingenieros. Lo tenían todo preparado. Con un amor y un cuidado que sobrepasan mis límites. Todo parece fácil cuando Lide y Aitor hacen algo. Todo parece fácil, verdadero y simple. Sin alardes. Callandito. Acojonante! Sin querer, casi todo se convierte en una poesía emocionante. A mi me dejan siempre boquiabierto y sin palabras.

Los niños no mienten, bueno, al principio no. Tampoco los borrachos, al principio sí. Niños había pocos… pero Naia (5) no dejó de disfrutar como una enana (vale, juega con ventaja, por lo de ser una enana digo) hasta las dos de la mañana. Se durmió de pie en el ascensor y eso que ibamos al primer piso. La emoción de mi hija es para mi la prueba irrefutable de que aquello fue algo mágico. Claro que con Lide y Aitor eso es casi una costumbre.

Pues eso, que la boda no fue como todas las bodas. Por lo menos no como las pocas a las que ido yo. Aquí tienes un adelanto de lo que pasó en unas pocas horas en Octubre.



Si quieres verlo en grande, ya sabes, haz click en donde pone vimeo, debajo a la derecha.

El video lo grabó y lo montó y lo editó un calvo que hace que un militarista del anti-matrimonio como yo este planteando casarse después de haber visto el video en el túnel de lavado. Sólo por el video. Que no se entere Isa.