2012-02-17
LA PRIMAVERA DEL SUR
El otro día escribí un poema en Euskara. Un poema inspirado en hechos reales. Un poema que como verás, si te apetece leerlo, agradece a una amante muy especial del pasado -y amiga del presente- lo mucho que hizo por mí.
No es la primera vez que escribo poemas con esa intención, pero si la primera vez que lo traduzco. Lo traduje porque la interesada me pidió la traducción. Y luego se lo mandé a un par de personas. Personas que muchas veces me dicen que les da mucha rabia no entender casi nada de lo que escribo.
Una de esas personas me escribió lo siguiente una vez leído la traducción en cuestión:
[…]
joder, sabes que se me ha hecho super-raro pensarte con una mujer que no sea la rubia?? me he escandalizado un poco y todo, jajaja. Como si estuviera leyendo algo prohibido o algo así
[…]
Y curiosamente yo me sentí igual (de ahí que el poema empiece hablando de la culpa). A esa emoción se le pueden llamar muchas cosas, otras que culpa o verguenza, yo la llamo simplemente amor. Amor por esa mujer tan especial que hace que cada día valga la pena.
Y bueno... a lo que vamos, el poema:
la culpa ha golpeado la puerta
con el recuerdo
de sus clavículas;
la memoria más viva
de aquella habitación
la memoria más viva
de aquella primavera
cuando me miró al desnudarme
aquella mujer me enseñó
a creer en mí
cuando la plata de mis pendientes
se convirtió en platino
las tetas del sur
me trajeron primavera
era realmente atractivo?
de verdad?
ella decía que sí
me regaló la verdad
entre cigarrillos
sin sabor a depresión postcoital
como si tal cosa,
mientras me cogía la polla
con sus manos
fueron tres días,
tres noches repletas de piel
regadas de sudor
rebosantes de olores
la tarde que nos separamos
supe
que sería libre para siempre;
aquella mujer me liberó
después de frotarme
con las dos siguientes
mientras mis músculos
se relajaban
lancé mi mirada hacia el sur
junto con el humo
desnudo desde mi terraza
la desnudez blanca
de una nueva mujer
venía a buscarme
saliendo de la cama,
demasiado tarde,
porque yo escapaba
saltando desde la terraza
su deseo
me dio una segunda puerta
para poder escapar
en los ojos de aquella mujer
le di forma al placer
pocas mujeres
me han mirado como lo hizo ella
una vez me escribió
que a veces recuerda
mordiscos en sus clavículas
y que alguna vez sueña conmigo
y que mi sombra
le toma de la mano
su sombra me creyó especial
por eso no apagamos la luz
durante aquellos tres días
Si te interesa tener el pdf, aquí te lo dejo gracias a Egoitz.
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