2011-05-25

BAIMENA ESKATU BARIK


Está claro que me quejo mucho últimamente,
que me quejo porque llego a casa
abro el buzón, el de siempre,
el que esta en el descansillo del portal,
y no encuentro nada para mi
siempre hay cartas para mi suegra
que ni siquiera vive aquí
y para Isa
e incluso para Naia
y no veas la ilusión que le hace
y yo subo las escaleras en silencio.
Ni siquiera me llegan las papeletas para ir a votar
ni que decir queda que no me llega
ninguna carta de ningún/una amig@.

Y entonces me digo...
es porque los tiempos han cambiado
la gente escribe por correo electrónico
o por chat, o por twitter
o en sus blogs
o por SMS
o lo que sea.
y los que no escriben, pues llaman
o incluso vienen a verte.

Y miro todas esas parcelas
y miro el calendario de visitas
y vuelvo a encontrarme con lo de siempre
con esa nada que tan poco me gusta.
Nada o muy poco. Los de siempre...
Esos tres o cuatro incondicionales
revolucionarios de la comunicación
locos de atar
que se han dado cuenta de que soy un adicto a sus palabras
y de que no YO voy a volver a donde están ell@s
o de que ellos no van a volver a donde estoy YO
o de que no nos vamos a ver tan a menudo como YO quisiera.
Porque YO lo necesito. Y eso ya ha quedado claro
tantas otras veces.
Como hay gente que no necesita que le den abrazos
o hay gente que sí.
Como hay gente que no necesita que le quieran
o hay gente que sí.

Y sí.
Estoy hasta los huevos de tus excusas
porque entre nosotros no debería de haber excusas
porque las excusas son peores que las mentiras
porque hay mentiras que no se descubren nunca,
pero las excusas?
son como mentiras de segunda división
o los poemas de un principiante
o la novela de un analfabeto
o la música de un joven estudiante de solfeo de primer curso.

Y que es eso de que no tienes tiempo?
...por favor...
los únicos que no tienen tiempo
son los muertos. A esos no les quedan minutos.
Tu prefieres usar tu tiempo diferentemente
y ojo! que lo respeto,
pero no me digas que no tienes tiempo,
o vuélvete a leer el párrafo anterior
aunque sea una pérdida de tiempo.

Y después de una de estas pataletas
que -entre tu y yo- ya sabemos que no sirven para nada
me quedo mirando por la ventana
y pongo ruido,
música con muchas guitarras pesadas distorsionándolo todo
y alguna voz desgarrada de algún peludo tatuado
y una batería que se acople a golpes con mi taquiarritmia.

Y vuelvo a estar vacío

y vuelvo a darme cuenta de lo que te necesito
y de lo poco que te das cuenta
o de que igual soy un exagerado
que sólo escribe solo en su diario de quejica
pensando que está en un pedestal
y que los demás están escuchando
y que me explico bien
y que me entiendes bien,
y está claro que no es así.
Soy un pedigueño, un buitre que busca abrazos
un carroñero de momentos
un deseoso de intimidad con lo auténtico
y de diálogos verdaderos.

Y después de uno de esos ataques
el 6 de Mayo me llego esta misiva de un amigo lejano
que pongo aquí sin pedirle permiso
porque el sabe que es uno de los pocos
que se pasa por aquí a tomarse algo
no se si llorar
o darle las gracias
o sentir pena por mi, por él y por todos los demás
que andamos perdidos en lo mismo.

6 de Mayo, 5:59pm

Pues menos mal que es viernes, porque recibo este mail un lunes y me cuelgo de la lámpara (es broma). Te podría decir muchas cosas, que creo que estas equivocado, que la distancia, etc., pero no lo voy a hacer, respeto demasiado lo que sientes, aunque quizás no me guste que sea así, estoy seguro de que tienes razón. Creo que cuando se le dice a un amigo lo que tiene que decir o pensar u opinar no lo estamos tratando como un verdadero amigo, lo que un amigo siente es suyo y la amistad consiste en que te lo exprese, no en que te haga sentir bien o mal, porque con la gente que ya ha desparecido de mi cajita de amigos yo hace tiempo que ya no hablo de mis sentimientos.


Hemos mantenido un par de mails (los ultimos, los únicos) sobre este tema y leo con tristeza que la desgana y el abatimiento hacen algo de mella en ti. Y para serte sincero, en el mail anterior hice de abogado optimista del diablo contigo, porque realmente estoy deacuerdo con muchas de las cosas que expresas pero prefiero adoptar el papel de arremangado con iniciativa a reconocer que en algunos aspectos he tirado la toalla. Sí, he tirado la toalla, porque hace unos años, en esos años, siempre me decía que cuando fuera mayor, iba a vivir la vida exprimiéndola y que los convencionalismos sociales no iban a convertirme en uno más de los ñus que recorren sus días sin que la pasión haga acto de presencia, la pasión personal e íntima, no la supuesta pasión colectiva de unos descerebrados gritando en un campo de fútbol.


Pero me quedé solo, la gente se fue marchando, a sus ciudades, al extranjero muy muy lejos, a casa con sus mujeres que tenían y tienen otra forma totalmente distinta de ver la vida... Y poco a poco, como los maquis cuando vieron que los aliados tras derrotar al nacismo no sacaban del poder a Franco, la apatía me fue dominando, y aunque me resistía no lograba que un martes a las 10 estuviera vete a saber donde haciendo algo que no se espera que haga, derrochando pasión por los cuatro costados. El acrata que vive en mi y que a menudo me domina me hacía adoptar una actitud enfadada con el mundo que se movía a una velocidad que no era la mía, una sociedad que me decía que tengo que ser feliz, porque tengo un buen trabajo, con un buen sueldo, una bonita casa y un futuro prometedor, pero que no me pierda en locuras, que los martes uno tiene que estar a las 10 en casa, y tiene que limpiar la casa, y tiene que hacer deporte en un gimnasio y tiene que quedar muy de vez en cuando con los amigos para hablar de hipotecas, colegios, tipos de interés, y de si hay que airear el vino o no antes de servirlo… 


Y decidí esconder al acrata, porque uno no puede estar enfadado todos los días y buscar mis pequeños refugios, mis pequeños paraísos socialistas, que consisten en E. y mi perrita, con las que soy feliz y me siento libre (aunque a veces no entiendan del todo que un martes a las 10 no haya dado señales de vida) y el otro paraíso que es la soledad en contacto con la naturaleza.


La verdad, es que yo también me siento solo, solo en la forma de entender la vida, en mi fobia a las rutinas, en el absoluto desarraigo de las pautas sociales que determinan las claves de la felicidad y la autorrealización. E. dice que soy raro y por eso me quiere, pero la verdad es que aunque hace mucho mucho tiempo que eliminé la pueril idea de cambiar para no ser raro, a veces se me hace muy cansino ser el acebo en un bosque de pinos y opto por la inhibición y el silencio disfraza al acebo de aburrido pino, porque así por lo menos no me enfado, y es que estoy harto de estar enfadado…


Y mira tu por donde, cuando uno se va adaptando a esta rutina salpicada de pequeñas parcelas de paraísos socialistas donde uno revive un poco cada día, de vez en cuando aparecen aquellos amigos que a uno se le fueron yendo y despiertan al niño, al superhombre que tanto tiempo costo dormir para convertirlo otra vez en leon primero (el hombre enfadado) y en león disfrazado de camello después, y todo se va al garete… parece que todo es posible, y disfrutas, y exprimes, y ries, y E. me dice que estoy diferente, que le gusto más cuando me junto con mis amigos, pero acaba el sábado por la tarde, o el fin de semana en el monte o en la playa, y el niño se queda solo y sufre, y con mucho trabajo se convierte en león, y se enfada, y cuando está cansado de estar enfadado, se disfraza de camello o de pino que se me mezclan las metáforas (es lo que tiene no cultivar la letra), y en todo este proceso ya no se atreve a escribir, a contestar, a llamar, incumple todas las promesas que se ha hecho a sí mismo al final de la cascada de pasión concentrada, porque sabe que este martes a las 10 volverá a estar solo o en su paraíso con sus queridas hembras, y el roble del pantano se siente solo porque ya nadie le visita a las 10 un martes, nadie canta bajo la sombra que proyecta en la luz de la luna, solo un hombre de 35 solitario pasa muy de vez en cuando en silencio por allí y en su cara siempre se dibuja una sonrisa acompañada de una punzada de dolor.


Siento mucho que te sientas así, sobre todo porque yo también me siento así muchas veces, y aunque se que no estoy casi nunca virtualmente por ahí, creo que lo menos que te debo es la verdad, porque tu siempre nos la has entregado sin complejos.


Ya sabes que no estoy acostumbrado a abrirme, me siento desnudo, vulnerable, ridículo, no consigo sacudirme esta actitud [gentilicio*] tan espartana de que los hombres no lloran y que solo se abrazan cuando el alcohol les embriaga.


*gentilicio y nombres propios de personas y lugares eliminados para preservar la identidad de mi valiente amigo.




PS: pongo una foto de nuestro salón de casa, porque como no ha venido ni dios a vernos así por lo menos os hacéis una idea de cómo vivimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El hombre es un fingidor
Finge tan profundamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que en verdad siente.

Un abrazo, Eneko